Si te gustan las leyendas, no puedes perderte de aquellas que se originaron en el estado de Tlaxcala, México. Puedes conocer algunas de las más resaltantes aquí. ¡Sigue leyendo!
Leyendas de Tlaxcala cortas
La virgen de Ocotlán
Desde hace mucho tiempo se viene hablando de la aparición de la Virgen de Guadalupe a un hombre de cultura mexica, y que posteriormente se la apareció a otro hombre llamado Juan Diego, esta vez en épocas de epidemias en el antiguo Tlaxcala.
- ¿A dónde vas? – Pregunta la Virgen, atravesándose en su camino.
- A mi pueblo, debo llevar esta agua para que beban, ya que no hay remedio para la epidemia – Responde Juan.
- Ven en pos de mí, yo te daré otra agua con la que se extinguirá la epidemia.
Juan Diego aceptó la oferta de la virgen y llenó su cántaro con suficiente agua para que todos en su pequeño pueblo bebieran, pero a cambio debía llevar una estatua escondida en un bosque hacia el templo de San Lorenzo.
Cuando fue al bosque, encontró un árbol que irradiaba luz, al parecer estaba hueco, por lo que a punta de hachazos lo abrió y pudo ver la estatua de la Virgen María. Llevó esta estatua al templo, y su gente se curó como lo había dicho el espíritu.
Leyenda Matlalcueitl
Cuenta la leyenda la historia de amor de Tentzo, quien era un capitán del ejército Tepeyacac, quien conoció a una bella mujer indígena a la que la llamaban Matlalcueitl. No había ningún hombre que lograra llamar la atención de la bella doncella, hasta que llegó Tentzo con su apuesta apariencia a conquistarla, y lo logró a la final.
Con el tiempo, otro joven totonaco con mayor engaño logró cautivar a la doncella con sus palabras, llevándola a serle infiel al capitán Tentzo, quien tiempo después de que se conocieran el caudillo y su amada, la notó algo distante.
Al ver esta actitud, decidió vigilarla más; una tarde tras los bellos montes de Popocátepetl y del Iztaccíhuatl, convencido de su infidelidad procedió a clavar una daga en su pecho, para luego colgar su cuerpo en un Teocalli, lo que ahora es la montaña conocida hoy como Malintzi.
El nahual
Hace mucho tiempo en tierras de Tlaxcala, un par de cazadores se dirigieron al bosque para ver que conseguían, cuando de repente sienten una extraña presencia que rondaba por los arbustos, ambos estaban asustados, hasta que en la obscuridad a lo lejos pudieron observar a un perro mirándolos estáticamente.
Este no era un perro común y corriente, por lo que decidieron acercársele para cazarlo. A estar a poca distancia, el perro comenzó a ladrar y uno de los cazadores le disparó en la pata, para luego salir corriendo de allí a buscar ayuda.
Llegaron a una vieja casa en el bosque, tocaron y les abrió un campesino, estos al entrar le preguntaron que si sabía del salvaje perro que recorría el bosque, mientras que el campesino se curaba la pierna.
Los cazadores llegaron por fin a la aldea al amanecer, y entraron en una taberna donde contaron todas sus experiencias, el tabernero les aclaró que el hombre que los atendió en el bosque, no es nada más y nada menos que el mismo perro, que era mayor conocido como El Nahual, y que este se transformaba gracias a un pacto que hizo con el diablo para darle estos poco comunes poderes.
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