Esta fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica. Su origen no se conoce con exactitud lo que hace que este sea el lugar perfecto para un sin fin de historias y leyendas llenas de misterio que logran atraer no sólo a Mexicanos sino a personas de todo el mundo.
Además es una de las zonas arqueológicas más importantes del mundo, pues el monumento más grande de esta ciudad es la pirámide del sol y la pirámide de la luna. Estos monumentos además de contar con muchísima historia, también poseen una inexplicable belleza que sin duda alguna no tiene comparación.
Así que si quieres conocer algunas de las leyendas que se desarrollan en este maravilloso lugar, sigue leyendo que nosotros nos encargamos de reunir para ti la mejor información. ¿Estás listo? ¡Comencemos!
Leyenda de las pirámides de Teotihuacán
Una noche los dioses se reunieron para planear el nuevo día, así que comenzaron a decidir quien sería el elegido para llevar a cuestas la luz. Hubo dos voluntarios, Tecuciztécatl y Nanahuatzin. Ambos comenzaron a preparar la ofrendas y ayunaban como penitencia mientras que los dioses se encargaron de preparar la roca divina.
Las ofrendas de Tecuciztécatl eran hermosas, plumas de quetzal, oro, espinas de jade, copal y sangre de coral. Por otra parte las ofrendas de Nanahuatzin eran totalmente diferentes, eran cañas verdes, plantas medicinales, ocote, espinas de maguey y la sangre pura. Cada uno comenzó a realizar sus penitencias. Al concluir regaron sus ofrendas en la tierra y a media noche se vistieron y adornaron. A Tecuciztécatl se le otorgó un tocado de plumas de garza y a Nanahuatzin un tocado de papel.
Así llegó el momento de reunirse al rededor del fuego, los dioses le pidieron a Tecuciztécatl que se arrojara al fuego y el obedeció, pero al acercarse y sentir el calor sintió temor y retrocedió. Lo intentó tres veces más pero estos intentos no dieron fruto. Luego le ordenaron a Nanahuatzin que se adentrara en las llamas y este sin pensarlo lo hizo. Esta actitud llena de valentía hizo que Tecuciztécatl reflexionara y se lanzara al fuego de inmediato, pero ya era demasiado tarde.
Los dioses ya estaban en la espera de Nanahuatzin en algún lugar del cielo totalmente transformado en sol y así fue. El sol apareció del oriente brillando con muchísima intensidad, pero lo que no se esperaban era que Tecuciztécatl apareciera después, brillando con la misma intensidad. Esto se convirtió en un problema, pues los dioses no sabían que hacer con dos soles, así que uno de ellos tomó un conejo que usó para abofetear al segundo sol, esto hizo que su brillo se apocara y así se transformó en la luna.
¿Qué te pareció esta hermosa leyenda? Estamos seguros que logró mantenerte atento durante toda la historia. Recuerda que si disfrutaste de esta nota, puedes compartirla con todas las personas que conozcas que al igual que tú también quieran conocer un poco más de otras culturas y que mejor manera de hacerlo que a través de las leyendas.
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